La filosofía como ‘forma de vida’

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Hay un gran abismo entre la filosofía moderna y la filosofía de la edad axial, y de hecho la filosofía antigua, en general. Hoy se tiende a concebir la filosofía únicamente como discurso teórico, divorciado de la práctica. Desde el siglo XVIII la filosofía ha sido estrechamente ligada a la universidad. Y en las palabras de Pierre Hadot, el historiador influyente de la filosofía antigua en occidente, la filosofía hoy ‘es, antes que nada, un discurso desarrollado en la aula y luego consignado a los libros. Es un texto que requiere exégesis’ (What is Ancient Philosophy: p. 271).

En el pasado, sin embargo, aunque la filosofía puso atención, por supuesto, en el discurso teórico, se concebía, antes que nada, como un ‘forma de vida’, tanto en occidente como en oriente. Hadot lo ha demostrado con gran claridad con respecto al occidente; y era así también en China y la India. Las palabras filo-sofía (el amor a la sabiduría), y filósofo, surgieron por primera vez con Sócrates (en la descripción que hizo de él Platón), el gran parangón del filósofo que vivía su filosofía. Sócrates realizó una búsqueda intensa por la sabiduría, el auto-conocimiento y ‘el cuidado del alma’, y buscaba una manera de vivir donde la teoría y la práctica, las palabras y los actos, podrían estar plenamente alineados. La filosofía occidental posterior que se inspiró en la Grecia axial hizo uso de lo que Hadot llama ‘ejercicio espirituales’, que incluía la dialéctica Socrática-Platónica (Platonismo), atención al momento presente (estoicismo y epicureísmo), y ejercicios diseñados para facilitar el progreso a través de estadios de progreso espiritual (Neoplatonismo).

La filosofía en la India y China axial también destacó la importancia de la coherencia entre la teoría y la práctica que se ve, por ejemplo, en la búsqueda intensa de Confucio por la fuente del jen (perfección moral interior) y la preocupación general del confucianismo y neo-confucianismo por el cultivo ética, y el camino óctuple del Buda, que consistía en prácticas para cultivar la sabiduría (recta comprensión, recto pensamiento), de conducta ética (rectas palabras, recta acción, rectos medios de vida) y de concentración (recto esfuerzo, recta atención, recta concentración).

Creemos que la filosofía necesita hoy recuperar el espíritu de la filosofía original, cuando nació en la edad axial, junto con el modo de pensamiento más equilibrado que la acompañó, un modo de pensamiento que fue holista y receptivo en vez de atomística y codicioso; que intuía el Ser en vez de reprimirlo; que integraba los diferentes tipos de conocimiento a los que tenían acceso la ciencia, la filosofía y la espiritualidad; y que insistía en la coherencia entre la teoría y la práctica y en concebir la filosofía como ‘forma de vida’. Dentro de este espíritu podemos hacer uso de los grandes avances de la ciencia moderna, de la terapia y la psicoterapia y de la filosofía integrativa contemporánea para crear una teoría<->práctica axial 2.0 que resulta apropriada, y necesaria, para nuestro siglo XXI.