‘The Master and His Emissary’ de Iain McGilchrist

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Iain McGilchrist, psiquiatra, filosofo y ex-profesor de literatura en Oxford, ha escrito un análisis fascinante de la cultura occidental desde la perspectiva del equilibrio y desequilibrio de los dos hemisferios cerebrales. Su libro, The Master and his Emissary (2009), explica como los dos hemisferios perciben al mundo de maneras muy distintas. A continuación, examina los fenómenos culturales para demonstrar como, a pesar de algunos periodos de equilibrio, la cultura y el pensamiento occidental, en general, ha manifestado un dominio del hemisferio izquierdo, con consecuencias perjudiciales.

En algunos aspectos se parece al trabajo pionero del filósofo cultural Jean Gebser, de hace casi 70 años, ya que ambos examinan las expresiones culturales a lo largo de la historia para deducir cambios evolutivos en la estructura del cerebro/mente. Ambos señalan dos saltos espectaculares en la cognición humana que ocurrieron primero en la edad axial (c. 500 BCE) y luego al inicio de la modernidad europea. Gebser se centró en la mente inmaterial y argumentó que representaba un salto de conciencia desde la estructura mítica a la estructura mental de conciencia, mientras McGilchrist se centra en el cerebro material, afirmando que representan un avance en el funcionamiento de los lóbulos frontales de los dos hemisferios. Hay una clara interrelación entre los dos, dado que el cerebro proporciona la base física que apoya la conciencia.

Al igual que la nueva visión axial, tanto Gebser como McGilchrist argumentan que la primera manifestación de este avance en la edad axial (centrándose en la Grecia axial) exhibió un modo de pensamiento y expresión más equilibrado, aunque McGilchist señala a un corrimiento hacia un dominio del hemisferio izquierdo en Grecia con Parmenides y Platón. Pero, al igual que Gebser, reconoce que el equilibrio esencial se mantuvo a lo largo del periodo de Grecia axial, mientras que en la modernidad ha habido un desequilibro y dominio del hemisferio izquierdo mucho más pronunciado. Aunque, según McGilchrist, había un dominio inicial del hemisferio derecho durante el renacimiento (por ej. Shakespeare, las artes visuales, el artista con inspiración divina), el hemisferio izquierdo pronto tomó el mando, un proceso que se manifestó primero en la Reforma y siguió con la Ilustración. Esto provocó la reacción del Romanticismo, una expresión del hemisferio derecho, e incluso había breves ejemplos de equilibrio con el Idealismo Alemán y Goethe; pero el deslizamiento hacia el hemisferio izquierdo seguía y de hecho ganó fuerza, culminando con el desequilibrio extremo del materialismo científico y el positivismo que surgió en la segunda mitad del siglo XIX y que en gran parte sigue dominando hoy.

El análisis de McGilchrist, aunque más completo y detallado, coincide en lo general con lo de Gebser. También coincide estrechamente con la metacrítica de la filosofía occidental del realismo crítico, a que la nueva visión axial recurre para destacar sus cuatros sesgos principales[1]. La descripción de McGilchrist de estas dos maneras distintas de ver el mundo de los dos hemisferios, se parece de manera sorprendente a las características del pensamiento analítico exclusivo (hemisferio izquierdo) y pensamiento dialéctico y complejo (derecho) – o Verstand y Vernunft, las dos palabras alemanas para ‘razón’. También coincide con los otros sesgos del pensamiento moderno que el realismo crítico y la nueva visión axial destacan: la epistemología sobre la ontología (o la representación sobre la realidad); la presencia sobre la ausencia (o lo explícito sobre lo implícito); y el exterior sobre el interior (o la superficie sobre la profundidad).

Todas estas críticas del pensamiento moderno claman un modo de pensamiento más equilibrado. McGilchrist argumenta que no solo hace falta recobrar el equilibrio entre los hemisferios sino que también el hemisferio izquierdo (el ‘emissary’ o ‘emisario’) tiene que reconocer la primacía del hemisferio derecho (el ‘master’ o maestro). El hemisferio izquierdo solo está en contacto con una representación de la realidad, con el mapa no el territorio. Es muy útil para propósitos prácticos pero no puede captar la realidad en sí, el todo, el contexto y las relaciones complejas: es aquí donde entra el hemisferio derecho, y el Vernunft y el pensamiento dialéctico / complejo.

Para la nueva visión axial, el libro de McGilchrist representa un análisis y recurso maravilloso que da más profundidad a su propio análisis del desequilibrio del pensamiento moderno y a su búsqueda para una visión nueva y más equilibrada que va mas allá del paradigma que subyace en la modernidad y la reacción postmoderna.

 

[1] Véase Roy Bhaskar, Dialectic: The Pulse of Freedom (1993); Alan Norrie, Dialectic and Difference (2010); Paul Marshall, Towards a New Axial Freedom (2016).