Durante el último medio siglo, la cosmología y astronomía han construido una visión del cosmos radicalmente nueva que empieza con la explosión de nuestro universo (que probablemente forma parte de un multiverso) y que atraviesa un proceso de evolución a través de grados cada vez de mayor complejidad. La sub-disciplina relativamente nueva de ‘big history’ ha recopilado los descubrimientos de múltiples campos de las ciencias físicas, biológicas y humanas para describir esta nueva ‘historia de la creación’, como así lo llama. Destaca ocho umbrales que empiezan con la creación del universo (la cosmología) y sigue con la creación de fenómenos cada vez más complejos: desde las estrellas (la astronomía) a los elementos químicos dentro de las estrella (la química), a nuestro sistema solar y planetas (la geología), a la vida en la tierra (la biología) y a tres épocas de la historia humana (paleolítica, agraria y moderna).

Se puede interpretar esta historia nueva de varias maneras. La nueva visión axial hace uso del realismo integral complejo, la axialidad, y recientes avances en la ciencia para trazar ‘una nueva historia axial de la creación’. Describe, no solo la creciente complejidad de la evolución exterior (físico, material), sino, también, la creciente profundidad de la evolución interior (la conciencia) que la acompaña. Sostiene que, dado que la conciencia emergía de la materia, debió ser presente como potencial desde el principio. Empieza de una forma latente o ‘proto’ en la fisioesfera, prosigue su evolución para emerger, con un salto, en la bioesfera como un yo rudimentario con la capacidad de distinguir entre sí mismo y el otro y con auto finalidad, profundizando cada vez más su subjetividad hasta alcanzar la auto-conciencia plena de los seres humanos en la noóesfera.

La bioesfera

Esta evolución interior va acompañada y apoyada por un aumento, tanto de la complejidad organizacional -de homeo/termodinámica (de entropía máxima) a morfodinámica (de ‘auto’-organización) a teleodinámica (de auto finalidad y la emergencia de un yo real), para usar términos del trabajo de Terrence Deacon– , como de la complejidad material y estructural: de átomos a moléculas, a células, a organismos neuronales hasta alcanzar un aparato cerebral-neural cada vez más complejo. Y a medida que la conciencia y la cognición se vuelven más sofisticadas van acompañadas de una evolución cultural y unas formas de organización socio-económicas correspondientes; una evolución que, según la nueva visión axial, se está moviendo, de manera no lineal y tendencial, hacia una sociedad eudaimonica.

Con respecto a qué impulsa a la evolución, podemos señalar la selección natural y la mutación genética, la auto-organización, la emergencia y la organización dinámica y la teleología (auto-finalidad). La nueva visión axial acoge todas estas fuerzas y sugiere otras que podrían estar actuando en un estrato subyacente más profundo, como el ‘physis’ (la naturaleza como organización activa y creativa) y una dimensión absoluta más profunda de no dualidad que apuntala y sostiene el mundo relativo de la dualidad.

Sea lo que sea que ha propulsado el universo desde el Big Bang hasta donde está ahora la humanidad, hay muchos indicios que sugieren la existencia de una fuerza creativa y generativa operativa en el universo desde el primer momento; una fuerza que se podría concebir razonablemente conectada de alguna forma a una infraestructura espiritual subyacente. Tal visión nos da una base que nos permite vernos a nosotros mismos, a los demás y al mundo de una forma diferente. Esta visión es compatible con la ciencia y mucho más conducente a la construcción de una sociedad con mas sentido y eudaimonica que la visión del mundo materialista / mecanicista actual.

Para una descripción mas detallada de la nueva historia axial de la creación véase mi libro y nuestro Programa Fundacional. Para ver una representación pictórica haz clic aquí.