El siglo XXI se caracteriza por un mundo totalmente interconectado y globalizado y una complejidad sin precedentes. Así mismo está plagado de múltiples crisis a muchos niveles, incluyendo medioambiental, social, económica, política, psicológica, existencial y espiritual – todas interrelacionadas. Resulta prácticamente imposible hacer frente de una forma adecuada a tal nivel de complejidad y tantas crisis desde dentro del marco o paradigma que subyace la modernidad, la cual pone énfasis en el uso exclusivo del pensamiento analítico , el reduccionismo, la decontextualización y la causalidad lineal. Se hace necesario un marco o paradigma o manera de pensar que nos permita ver la realidad de una forma más amplia y global, pensar de una manera más holística, ver cómo las diferentes dimensiones de las crisis actuales están interconectadas, así como proporcionar una visión diferente de nosotros mismos y del mundo que no se subscribe a la visión del mundo desencantada, determinista y exclusivamente materialista que domina la modernidad. Y es aquí donde nos puede ayudar la filosofía y metateoría integrativa.
Las tres metateorías integrativas más completas actuales son el realismo crítico / metarealismo, la teoría integral y el pensamiento complejo. Las tres se empezaron tanto a construir como a finalizar, en su esencia, mas o menos al mismo tiempo – desde mitades de los años setenta hasta los primeros años del siglo XXI – y cada una tiene su fundador y arquitecto principal: Roy Bhaskar, ken Wilber y Edgar Morin, respectivamente. Su enfoque principal, y por lo tanto sus puntos fuertes, se distribuyen entre la psicología, la espiritualidad y la emancipación individual (la teoría integral); la filosofía, las ciencias sociales y la emancipación social (el realismo crítico); y las ciencias físicas y biológicas, la antropología generalizada y la emancipación humana (el pensamiento complejo). Al combinar y hacer una síntesis de los puntos fuertes de cada una, llegamos a un realismo integral complejo, que es el marco metateórico integrativo que subyace en una nueva visión axial.